Yo Anciano también con vosotros.
Todos conocemos muchos pasajes sobre los ancianos de Israel, así como de la Iglesia, pero el Espíritu no nos ha abierto nuestros ojos sobre la importancia que tiene para Dios. Moisés era uno de ellos, sus ojos cerrados a la importancia de Dios; tuvieron que pasar cuarenta años para hacerse sensible a ese hecho. Así que regresó del Sinaí y fue a darle reconocimiento a los Ancianos, el gobierno de Dios, aunque el pueblo permaneciera en cautividad. El llamado y ministerio de Moisés no servía si no era reconocido y aceptado por los Ancianos del pueblo de Dios. Éxodo 3:16 Así fue con David, el amado de Dios que fue ungido por Samuel pero que aún con su llamado de rey no podía ejercer; no solamente porque ya había rey en el pueblo de Dios, sino porque tenía que ser reconocido por los ancianos del pueblo. 2 Samuel 5:3 No fue hasta que los ancianos le dijeron: "Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos." El ser llamado por Dios no es sinónimo de éxito en su ministerio, pues aún el propio Jesús tuvo que pasar por el mismo proceso de Moisés y David, ser reconocido por los ancianos del pueblo, sin embargo, en este caso de Jesús, los Ancianos lo rechazaron. Mateo 16:21 Un caso más "reciente" es el de Saulo, pues siendo su llamado en la misma calidad y grandeza de los anteriores, era necesario que pasara por el mismo proceso sino no podía ministrar con la libertad del Espíritu. Cuando Saulo sube junto con Bernabé a Antioquía, es allí que después de un tiempo, Dios levanta un grupo de ancianos los mismos que por el Espíritu reconocen el llamado que Jesucristo le hiciera a Saulo, y lo envían. Cualquier ministerio tiene que estar consciente de la importancia que Dios le da a los Ancianos de la Iglesia, y nadie puede escapar de su reconocimiento para poder ministrar con la libertad del Espíritu, aún cuando alguien piense que ha sido "llamado por Dios al pastorado, al ministerio o al apostolado". Lo mismo con el llamado de Saulo Orhac Fernando Anciano con vosotros |
|
|||