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Una reflexión de la obra Ministerial, y del Creyente en Cristo.
Dios nos sujeta como deudores a él por todo lo que hemos recibido en Cristo Jesús. Sin embargo, hay bendiciones que hacemos como Creyentes que son “abonadas” a nuestra cuenta: El Ministerio en su trabajo pastoral ha enseñado a los Creyentes en Cristo un sistema de comportamiento que los conduce a usar los recursos de Dios para beneficio del Creyente, para beneficio del propio liderazgo y por ende a la religión a que está adherido: El trabajo que tiene el Hombre de bendecir a su esposa como don de Dios; a sus hijos como herederos de Dios. A nuestros padres, de acuerdo al V Mandamiento: Honra a tu padre y a tu madre. A su familia o parentesco en general. A nuestros hermanos y coherederos en Cristo. a los pobres, huérfanos, viudas; visita a los enfermos, a los encarcelados y desamparados. La predicación y el Testimonio personal a los que están en prisiones de oscuridad. Como miembros de una congregación local, el diezmo acostumbrado.
Toda esta deuda con el Señor que no podemos pagar, pero que nos sentimos con el deber de hacerlo, es para beneficio personal y de nuestra familia, pero nos falta un punto, ¿Y el reino de Dios? ¿Qué es lo que estamos haciendo como siervos naturales y con el potencial inmenso que hemos heredado en Cristo? En este punto, quizá nunca veríamos los resultados de nuestra obra, por que no serían personales, sino nuestra expresión propia como Cuerpo, hacia el Reino de Dios. Pudiera ser que nos sintamos satisfechos si estamos cumpliendo con lo listado aquí arriba.
Sin embargo, hay algo que nos incapacita para hacer algunas de las obras naturales a que Dios nos ha sujetado, de las listadas aquí arriba. Por ejemplo: No administro bien mi tiempo. No administro bien mi dinero. No administro bien el rol de jefe de familia, esposo, o hijo. (o bien, se comprometió en casamiento sin ser apto para ser cabeza de familia) Soy desordenado con el orden de autoridad, pago multas, recargos e impuestos de más por conducir sin precaución, estacionarme en lugar prohibido o a exceso de velocidad. No pago a tiempo mis impuestos, ni llevo un orden para consultarlos. Me gusta usar la Tarjeta de Crédito compulsiva e indiscriminadamente. Gasto lo que todavía no me he ganado con mi trabajo. Me gusta estar a la moda, compro todo lo que sale de nuevo en el Mercado. Nadie me ha enseñado a administrar mí salario. Cuando me regalan algo, me siento obligado a comprar un regalo para responder la gentileza, aun cuando no tenga dinero. Descuido mis obligaciones contraídas. No cuido bien mi salud y mi bienestar físico, por tanto soy buen candidato a las enfermedades. No uso los servicios comunitarios para atenderme; me gusta consultar médico particular. No cuido bien el Mantenimiento de mi casa. Me dejo influenciar, adquiriendo artículos y bienes del hogar, desechando los que todavía son útiles. Me gusta pagar por servicios que yo mismo pudiera hacer dentro del hogar;
Bien, pudieran ser muchos más los motivos por los cuales no podemos cumplir con nuestro deber con el reino de Dios, y con los deberes naturales como Creyentes que somos, por el hecho de las fugas económicas que hay en nuestro bolsillo. (O porque no se han cumplido en mí las “Promesas de Prosperidad” de los Ministerios). Por tanto debemos proponernos con determinación, ir ordenando todo aquello que nos incapacita cumplir con nuestras promesas, porque el estatus de DEUDORES que somos, no lo cancelará el Señor. Todos estamos comprometidos con Cristo y sus objetivos. En el caso particular de ORHAC, ésta opera en el ámbito del Reino de Dios. Hay algunos otras formatos de Ministerios que aparentemente trabajan en coadyuvar de alguna manera con las iglesias y Liderazgo, sin embargo contribuyen en mucho a que la situación y estado de la Iglesia y su Liderazgo se aleje más de los principios del reino de Dios. Estos formatos han ayudado en mucho a que se levanten fortalezas regionales en perjuicio de la Unidad, el orden y la doctrina de Cristo; y que se blasfeme el Nombre de Dios. Seguramente que pronto veremos a muchos Ministerios e Iglesias regresar a los principios del Reino de Dios y enfocar todo trabajo a la Unidad de Dios y el establecimiento del orden instituido por Dios de acuerdo a Su Diseño. Ya que ORHAC opera en el ámbito del reino de Dios, es uno de sus objetivos presentar elementos de peso que persuada al Ministerio su retorno al orden de Dios. Entonces toda contribución o apoyo de cualquier especie que los Ministerios o Creyentes en general destinen para que los objetivos que se desprenden de la obra de Orhac, hagan su efecto; no está en el terreno de lo personal, sino que es parte de nuestra situación como DEUDORES que somos al Señor y a Su Reino. Al menos que como Ministros o Creyentes ya estén dando pasos firmes al fortalecimiento no de obras personales o con intereses particulares, sino que estén dentro del concepto del reino de Dios. Consideramos que cualquier Ministerio que esté enfocado al interés institucional de la Iglesia, inmediatamente se haría evidente; sin embargo, la mayoría tienen el sello personal de la casa.
Nota adicional. I.- Parecería que el creyente no está consciente de la presencia operativa del Espíritu Santo, quién es su Paracleto personal y quien tiene el trabajo de equiparlo con las herramientas del Fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) para que su Testimonio como cristiano sea efectivo; en beneficio propio, como miembro de alguna asamblea local, y del Cuerpo de Cristo. II.- Asimismo, el Espíritu Santo es el Paracleto del Cuerpo, que en su acción operativa obra y es el ayudador de los tutores y curadores (Efesios 4:11-12) para que La Iglesia como Cuerpo de Cristo ponga en operación los dones del Espíritu Santo (específicamente 1 Corintios 12:4, 7-11); en la tarea que el Creyente tiene, ya no como un ministerio genérico y en potencia, sino como un Ministerio con una tarea específica encaminada a fortalecer el reino de Dios. Esta área tiene que ser restaurada por los Ministerios si en verdad quieren trabajar institucionalmente, y no como una obra particular, y para una religión en particular. Usted no puede desvincular la obra del Espíritu Santo del trabajo discipulador que realizan los ministerios; el Espíritu Santo no recibió el mandato directo de discipular, pero usted como Ministerio sí. Verifíquelo en Mateo 28:19 |
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